Aunque parece que no tienen relación diabetes y celiaquía van a menudo de la mano. Es frecuente que aquellas personas con diabetes tipo 1 terminen desarrollando también una celiaquía, algo que en cambio no sucede en pacientes de otro tipo de diabetes, como la gestacional o de tipo 2.

Tanto la diabetes tipo 1 como la celiaquía son patologías crónicas, por lo que acostumbrarse a seguir un estilo de vida determinado para siempre resulta fundamental para poder sobrellevarlas.

En este post queremos hablarte de la celiaquía y los cuidados que debes tener en caso de que también tengas diabetes.

¿Qué es la celiaquía?

La celiaquía es una intolerancia que presentan algunas personas al gluten. Esta glicoproteína se encuentra en las semillas de muchos cereales, y lo que provoca en estos casos es un daño en el intestino de la persona que la padece.

Es importante distinguir antes de nada entre ser celíaco o alérgico al gluten, ya que son dos términos que a menudo se confunden. En el caso de la alergia al gluten, el sistema inmunológico de la persona en cuestión reacciona al alimento, puesto que lo considera dañino (aunque no sea así, por supuesto). No obstante, esta reacción no daña los tejidos del intestino: algo que sí pasa cuando se tiene celiaquía.

La celiaquía se trata de un problema que puede aparecer a cualquier edad y afecta al 1% de la población en nuestro país. Sin embargo, este porcentaje aumenta en los casos de personas con diabetes de tipo 1, llegando hasta un 10% de afectados.

El principal motivo de este aumento de afectados, aunque todavía se estudia, apunta a que tanto celiaquía como diabetes comparten genes de susceptibilidad. Otra de las teorías está relacionada con la alimentación, ya que se baraja que un consumo excesivo de carbohidratos de absorción lenta podría causar esta combinación de diabetes y celaquía.

En resumen, se trata de dos enfermedades que tienen muchos puntos en común: ambas son autoinmunes y crónicas, pero ambas permiten también llevar una vida normal si se diagnostican y controlan correctamente.

¿Qué como si tengo diabetes y celiaquía?

Llevar una dieta sin gluten y adaptada a las necesidades de las personas con diabetes es posible. Para ello, primero debemos elegir alimentos sin gluten, antes de nada. Lo siguiente será contar los hidratos de carbono de estos alimentos que vamos a consumir para calcular la cantidad de insulina que debemos administrarnos.

Ante la duda de si un producto contiene o no gluten, la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) nos recomienda que no lo consumamos y optemos por otro. También debemos tener en cuenta que los productos sin gluten en general tienen un contenido mayor de azúcares y grasas, por lo que no debemos caer en el error de abusar de productos procesados en vez de recurrir a frutas, legumbres, verduras, etc.

Comer fuera de casa, ¿placer o infierno?

En un coloquio dirigido a personas con diabetes y enfermedad celíaca, organizado por la ADM (Asociación Diabetes Madrid), la mayoría de los asistentes afectados se quejaban de que comer en restaurantes les supone, la mayoría de las veces, una mala experiencia. La contaminación cruzada de alimentos o el desconocimiento de la enfermedad son las principales causas.

Algunos restaurantes se niegan a sustituir platos de su carta por opciones sin gluten, o presentan cartas que no proporcionan información suficiente sobre los ingredientes. Es entonces cuando la persona celíaca se tiene que convertir casi en detective y hacer una investigación sobre qué puede o no puede comer.

La modea del «sin gluten» para adelgazar

Existen actualmente dietas que se basan en el consumo de alimentos sin gluten. Este tipo de dietas cuentan con seguidores no celíacos puesto que prometen una pérdida de peso, aunque no hay ninguna evidencia científica que así lo constate.

Según la doctora Rosa María Servián, lo que realmente propicia el adelgazamiento es la eliminación de alimentos que no deberían estar en nuestra dieta. En realidad lo que se hace es volver a la dieta Mediterránea. Así mismo, los médicos de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) advierten que las personas no celíacas que no consuman gluten pueden tener problemas de salud.

La Asociación de Celíacos de Cataluña va más allá, denunciando que el trivializar las dietas sin gluten puede provocar que se relajen los protocolos de manipulación de estos alimentos.

¿Por qué son más caros los productos para celíacos?

La compra de productos sin gluten supone un sobrecoste para cualquier bolsillo. Según la FACE, los alimentos básicos para un celíaco cuestan alrededor de 1.040€ más al año.

Para hacer una línea de alimentos que no contengan gluten, se deben tener en cuenta ciertas condiciones especiales de fabricación de estos productos, con instalaciones independientes y separadas. Desde su origen, se tienen que mantener muy controladas las materias primas pasándolas por numerosos controles de seguridad. Estos procesos son los que hacen que el producto se encarezca.

Aunque cada vez son más los establecimientos que ofrecen líneas de alimentos sin gluten y el número de personas con celiaquía ha aumentado, la variedad de estos productos es limitada, mientras que sus precios se mantienen altos. El gluten es un ingrediente presente en el 80% de productos procesados, y por eso comprar alimentos que no lo contengan sigue resultando difícil para las personas que padecen esta enfermedad.

Consejos básicos para vivir con celiaquía y diabetes

A modo de resumen, en caso de que se nos diagnostique celiaquía, es importante tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • Será imprescindible eliminar de nuestra dieta cualquier alimento con gluten.
  • Como sustitutos, podremos tomar cereales sin gluten, tales como arroz, maíz o quinoa.
  • Frutas, leche y derivados, carne, pescado y huevos no deben faltar.
  • Debemos limitar el consumo de productos procesados «sin gluten» a casos concretos.

Con diabetes, en realidad el único aspecto que debemos tener en cuenta a mayores es el de contar los hidratos de carbono que vamos a consumir una vez descartados productos sin gluten de nuestra alimentación diaria.

Y, sobre todo, nunca debemos olvidar que a pesar de las dificultades, tanto la diabetes como la celiaquía no tienen porqué impedirnos llevar una vida normal: solo debemos realizar las revisiones y controles necesarios, y seguir las recomendaciones de los profesionales médicos.

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